En el contexto del Día Mundial de la Asistencia Humanitaria, el representante de la ONU visitó el centro de socorro destruido en Hebarieh, en el que murieron siete paramédicos, mientras cumplían con su deber de salvar vidas en el sur libanés.
Durante la jornada, Riza dialogó con familias y desplazados internos en la referida localidad, así como con trabajadores humanitarios en Saida, quienes brindan sus servicios en el sur de Líbano.
Según la Oficina de Asuntos Humanitarios en Líbano (OCHA), desde octubre pasado, 110 mil personas resultaron desplazadas de sus hogares, el 35 por ciento de las cuales son niños, y casi 150 mil permanecen dentro de los 10 kilómetros de la Línea Azul.
Un total 16 ataques registró la Organización Mundial de la Salud contra centros sanitarios y 21 paramédicos murieron en las hostilidades.
De acuerdo con OCHA, el país sufre graves daños a las infraestructuras de agua, electricidad y telecomunicaciones y a las carreteras en el sur.
En este sentido, indicó que el 23 por ciento de la población padece actualmente inseguridad alimentaria y los socios humanitarios necesitan 110 millones de dólares para continuar la respuesta a las personas afectadas por el conflicto hasta finales de año.
La ONU instó a todas las partes a respetar sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y a brindar protección a los civiles en todo momento.
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