Según comunicados de las autoridades chinas, dos embarcaciones de la guardia costera filipina entraron en las aguas jurisdiccionales de China sin el permiso del gobierno de este país y deliberadamente embistieron al barco guardacostas chino «que hacía cumplir la ley en el lugar, de manera peligrosa a pesar de la disuasión y las advertencias».
La portavoz de la Cancillería Mao Ning aseguró que la responsabilidad recae completamente en la parte filipina.
«De acuerdo con las leyes nacionales e internacionales, la Guardia Costera de China ha tomado las medidas necesarias contra el buque filipino y ha operado el sitio de manera profesional, restringida y estandarizada», agregó.
La vocera enfatizó en que las acciones de Manila violan gravemente la soberanía del gigante asiático, la Declaración sobre la Conducta de las Partes en el Mar Meridional de China y pone en grave peligro la paz y la estabilidad en la región.
En el último año los incidentes en la zona entre la guardia costera china y embarcaciones filipinas fueron cada vez mayores.
Las relaciones entre las dos naciones vecinas se deterioraron notablemente desde la llegada al poder en Manila de un presidente partidario de la alianza con Estados Unidos.
De hecho, el Departamento de Estado del país norteamericano amenazó con recurrir al Tratado de Defensa Mutua que tiene Washington con Filipinas para respaldar las acciones de este último en el Mar Meridional de China.
Sin embargo, Beijing informó recientemente sobre un convenio temporal con Manila respecto a la entrega de suministros al buque encallado en el arrecife Ren’ai en el mar Meridional del gigante asiático.
De acuerdo con Mao Ning, el pacto entre ambos países permite a Filipinas enviar abastecimientos humanitarios a su buque de guerra en la zona, siempre y cuando notifiquen a China con antelación.
Según la vocera, este resultado demuestra la buena voluntad de Beijing para gestionar de manera pacífica y cooperativa la situación en el arrecife.
jf/idm
