Esa situación incrementó muertes y desnutrición, sobre todo entre los niños, ancianos y personas discapacitadas, dijeron a la publicación fuentes locales.
En el emplazamiento de Kigonze recibieron ayuda alimentaria por última vez en abril de 2023 y, según el presidente de la localidad, Papy Francis, al menos ocho desplazados mueren cada mes de hambre y falta de medicinas.
Francis refirió que actualmente existen más de 250 casos de malnutrición en ese sitio donde encuentran refugio unas 14 mil personas.
Otro tanto ocurre en Mongwalu, donde se han registrado más de 22 muertes desde el pasado mes de abril, de acuerdo con el presidente de la sociedad civil, Dieudonné Dedhunga.
El pasado 13 de julio, Dedhunga denunció que al menos 12 personas desplazadas murieron debido a la falta de condiciones de vida, de alimentos y medicinas en solo cuatro días en el sector de Bantali Kilo, territorio de Djugu.
La provincia de Ituri registra alrededor de un millón 300 mil desplazados repartidos en más de 60 emplazamientos, seis de ellos en las afueras de la ciudad de Bunia.
A pesar de los esfuerzos por llegar a todos, la magnitud de las necesidades es demasiado grande, además de las dificultades de acceso a ciertas localidades bajo control de los grupos armados.
A ello se suma que el plan de respuesta humanitaria para 2024 solo cuenta con un 35 por ciento de financiamiento, “lo que significa que cientos de miles de personas vulnerables se están quedando atrás”, dijo el coordinador residente de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en la RDC, Bruno Lemarquis.
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