El Ministerio de Transporte admitió que las carreteras que unen a esta capital con las regiones de Dosso, Kollo, Filingué y Ouallam están intransitables por las inundaciones e insistió en un comunicado que la ciudadanía debe atenerse a las recomendaciones de seguridad para evitar desgracias personales.
El texto asimismo asegura en tono tranquilizador que se adoptarán todas las medidas necesarias para restablecer el tráfico lo antes posible.
La situación evoca la catástrofe de hace apenas unos meses también por aguaceros bíblicos que dejaron 129 muertos, 126 heridas y casi 220 mil damnificados, acorde con estadísticas oficiales difundidas el viernes pasado cuando finalizó el recuento de los daños.
Los resultados de las actuales precipitaciones no son menos inclementes pues en el curso de la semana pasada medio centenar de personas murieron ahogadas en la localidad oriental de Tahoua cuando los vehículos en que viajaban fueron arrastrados por la fuerza de las aguas salidas de cauce.
Las tribulaciones de los nigerinos no terminan ahí pues el reporte preliminar de los estropicios daños por los aguaceros puede aumentar la relación de esos daños que incluyen 14mil 45 casas destrozadas, 15 mil 472 cabezas de ganado perdidos, casi tres mil hectáreas de tierras inundadas y 17 mil 495 toneladas de víveres dañados.
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