El Ministerio de Ambiente sopesa tal coyuntura y evaluá alternativas de usar reservas de agua subterránea a partir de septiembre, cuando se esperan aquí los efectos de La Niña.
Tales previsiones se adelantan a despecho de pronósticos del Sistema Nacional de Emergencias, que auguran menores probabilidades para que se repita una situación la histórica sequía que imperó hasta el año anterior.
En ese sentido, el director Nacional de Aguas del Ministerio de Ambiente, Luis Anastasía, advirtió que, de producirse la sequía, los efectos que tendrá no serían tan graves.
Anastasía, aseguró que desde el ministerio conformaron un grupo de trabajo estructural donde se logró definir qué hacer en cada momento de la seca, en caso de producirse.
“Aun cuando venga una nueva sequía que tenga tres años de duración, estamos en mejores condiciones y más preparados que en la situación que pasamos recientemente”, aseguró el funcionario en entrevista radial.
“Estamos monitoreando la situación, sabiendo que después del invierno va a haber una etapa de ausencia de precipitaciones que puede transformarse en un estrés hídrico y tal vez en una sequía. Hay que estar preparado para eso”, dijo a su vez el subsecretario de Ambiente, Gerardo Amarilla.
Comentó que la cartera se encuentra actualizando la información sobre la cantidad de reservas de aguas subterráneas que se encuentran en el país.
“Tenemos reservas. La idea es tener mayor información y mayor investigación para poder saber cuánto y cómo la podemos usar”, explicó.
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