Inti Arcos, residente en la zona y miembro del colectivo Quito sin Minería, afirmó que si bien el 20 de agosto de 2023 el 68 por ciento de la población de la capital votó a favor de la preservación ambiental, ha sido insuficiente para detener las intenciones de extraer metales de esas 287 mil hectáreas.
Según explicó, allí existen 12 concesiones mineras y otras seis están en trámites, pues la consulta solamente prohíbe que el Estado otorgue nuevos permisos, o sea, los otorgados antes de la consulta insisten en sacar de allí oro y otros metales preciados.
Esperamos que eliminen del catastro minero al Chocó Andino, Reserva de la Biósfera de la Unesco, insistió el activista en un diálogo con la prensa.
Arcos criticó a las autoridades por la falta de transparencia y manifestó que no han recibido información sobre lo que está sucediendo con las licencias ambientales de los grupos empresariales beneficiados.
Subrayó que “no solo nos toca defender el ecosistema, sino el sistema democrático”.
En un reciente recorrido por esa reserva, Prensa Latina constató la riqueza de la flora y la fauna del territorio, alejado apenas a una hora de la capital de Ecuador y refugio de más de 600 especies de aves y mamíferos en peligro de extinción, como el oso andino.
Teolinda Calle, otra de las residentes y emprendedoras del Chocó, comentó que autoridades del municipio de Quito están al tanto de la existencia de minería ilegal en la zona y de cómo algunos de los pobladores han recibido amenazas.
Ella estuvo presente en una reunión con representantes del Ministerio de Energía y Minas, de la cartera de Ambiente, del Municipio de Quito y de las mineras que buscan explorar la zona.
Tras el encuentro, aseveró que el Estado no tiene una intención clara de cumplir con el resultado de la consulta.
Arcos, Calle y otros residentes en las seis parroquias rurales que integran el Chocó Andino (Calacalí, Gualea, Nanegal, Nanegalito, Nono y Pacto) abogan por un desarrollo económico de la región basado en la sostenibilidad, fundamentalmente del turismo y la producción local de café, panela, cacao y otros alimentos orgánicos.
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