El desastre natural comenzó en Grindavik, municipio pesquero situado en la península de Reykjanes, en la costa suroeste de Islandia, a 56 kilómetros al oeste de la capital, y poco después se declaró el estado de emergencia para la zona.
Por su parte, el bombero Einar Sven Jonsson refirió a la publicación que la evacuación de los alrededores está casi completa.
Sin embargo, se desconoce el número exacto de personas que fueron desplazadas.
De acuerdo con Benedikt Ofeigsson, portavoz del Servicio Meteorológico de Islandia, la fisura en el suelo de la que brota el magma tiene 1,5 kilómetros de longitud.
En su opinión, la lava volcánica se mueve a gran velocidad, mientras los expertos esperan que la erupción alcance su punto máximo en un par de horas.
No parece que Grindavik esté en peligro todavía, pero no podemos decir nada hasta que la situación empiece a estabilizarse, expresó Ofeigsson.
Más tarde, RUV informó que la longitud de la fisura de la que procedía el magma había aumentado en 40 minutos y ahora alcanzaba los 3,9 kilómetros.
La lava se mueve a una velocidad de seis kilómetros por hora.
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