Invitada al espacio Tertulia en el Jardín, del Centro Cultural Dulce María Loynaz de esta capital, la destacada ensayista insistió en lo universal que puede ser lo cubano, y cómo es necesario “saber respetar y defender lo nuestro”.
Morejón también recordó a Dulce María Loynaz, una gran figura de las letras hispanas, alguien que se batió con la vida a través de su historia familiar y su vocación literaria.
La recuerdo muy pálida, sentada en su sillón, muy lúcida, ella había tenido un retraimiento de la vida literaria cuando Casa de las Américas comenzó con el proyecto Archivo de la Palabra y dedicó un disco a sus grabaciones.
Tampoco es casual, recalcó Morejón, que hace pocas horas la Unión de Escritores y Artistas de Cuba otorgó el galardón Dulce María Loynaz al escritor nigeriano Wole Soyinka, Premio Nobel de Literatura, quien está de visita en La Habana.
El pasado 7 de agosto, Nancy Morejón celebró su cumpleaños 80 rodeada de muestras de respeto y cariño. La obra de esta autora, tocada por su admiración hacia el Poeta Nacional Nicolas Guillén, defiende los valores que identifican a lo cubano.
Licenciada en Lengua y Literatura Francesas por la Universidad de La Habana en 1966 y miembro de número de la Academia Cubana de La Lengua desde 1999, su obra destaca en el panorama literario de la isla.
Actualmente, está inmersa en la creación de sus memorias, las cuales llevarán por títulos Alambre dulce y Gallo pinto.
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