Manifestó que los estrategas que manejan los operativos ideológicos para lesionar a los gobiernos no afines a la política del imperio, utilizan las más variadas vías para lograr sus nefastos fines, en este caso afectar al reelecto presidente venezolano, Nicolás Maduro, y con este a la Revolución Bolivariana.
En estos momentos, “el tema electoral”, “presentación de las actas”, “el fraude de Nicolás Maduro”, “la dictadura en Venezuela”, “los presos políticos” y “la represión de Maduro”, etcétera , son consignas elaboradas para minar y de cualquier forma deslustrar el proceso que se desarrolla en ese país, escribió Veras en el periódico El Nuevo Diario.
“Latinoamericanos y caribeños de honor, con el proceso democrático venezolano”, así tituló su trabajo publicado este sábado, a propósito de las campañas de descrédito y guerras contra ese país suramericano, antes y después de las elecciones de julio pasado, que dieron la victoria a Maduro.
Consideró que en las circunstancias actuales cada hombre o mujer de ideas renovadoras debe permanecer con su mente despejada para no dejarse envenenar con las informaciones tóxicas que salen de los laboratorios del imperio de occidente.
Manifestó, a su vez, que todo latinoamericano y caribeño de honor, por encima de la posición del gobierno de su país, de entrega a la política exterior de Estados Unidos, debe estar al lado del proceso que se desarrolla en Caracas y rechazar las pretensiones golpistas.
Para Veras, los pueblos de América Latina y el Caribe han aprendido en la práctica lo difícil que es lograr la independencia y soberanía plenas.
“Poco importa el método de lucha, pacífico o violento, militar o cívico, que utilicen los oprimidos para alcanzar su liberación, porque siempre van a tener como adversarios a sus enemigos nacionales y extranjeros”, escribió.
El capitalismo monopolista de Estado, que dirige la política imperial estadounidense, señaló, ha demostrado que está dispuesto a impedir, en cualquiera de nuestros países, un régimen económico diferente al suyo, causante de los males que padecen los pobres.
Planteó que todo gobierno que surja en la región, y no esté subordinado a los dictados de Washington, está expuesto a ser hostilizado, aunque tenga pleno apoyo de las masas populares nacionales.
Al respecto, ejemplificó que en Guatemala la reforma agraria iniciada por Jacobo Árbenz, chocó con los intereses de la United Fruit Company, lo mismo que las reformas de Salvador Allende, en Chile, tuvieron como contrarias a las mineras, y en Panamá, la recuperación del canal y la formación de la Guardia Nacional, pusieron a Omar Torrijos como enemigo de los intereses norteamericanos.
Refirió, además, que la Revolución Cubana, bajo la dirección de Fidel Castro, hizo a Cuba y a su pueblo dueños de su destino, lo que ha tenido como contrapartida la aplicación por Estados Unidos de medidas odiosas por más de 60 años, en especial el bloqueo económico, financiero, aéreo, marítimo y diplomático.
De igual forma, expresó, el hecho de que Hugo Chávez haya dirigido el proceso para recuperar las riquezas de Venezuela, impulsó a Estados Unidos y a sus cómplices nacionales e internacionales a lanzarse con furia contra el pueblo venezolano y sus líderes.
También mencionó el caso de Nicaragua, donde el Gobierno de Daniel Ortega es presentado como una desgracia con la llegada de la Revolución Sandinista al poder.
De acuerdo con el autor, lo peor es que los intereses monopolistas norteamericanos cuentan con incondicionales que les sirven de soporte y penetración ideológica para justificar las más diversas actividades cargadas de perversidades.
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