La reciente publicación en la Gaceta Oficial (No. 78-2024) del Decreto-Ley 88 “Sobre las micro, pequeñas y medianas empresas” (Mipymes) aviva la discusión sobre el tema.
Hasta julio de 2024, el país registró 11 mil 44 Mipymes privadas y solo 222 estatales; “este desbalance requiere de un análisis especial”, sugirió el Académico de Mérito de la Academia de Ciencias de Cuba.
En general, la totalidad del entramado empresarial es pequeño, con una densidad de mil 896 entidades por millón de habitantes; es decir, inferior a los referentes mundiales y en América Latina.
De tal forma, el 61 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) responde al sector presupuestado y no al aporte empresarial, a diferencia de lo que sucede en otras partes del orbe, abundó el asesor del presidente del grupo empresarial Biocubafarma para temas científicos y comerciales.
Las cifras denotan la pertinencia de contar con muchas más empresas, incluidas las Mipymes, pero el asunto para nada es estrictamente cuantitativo, deberían atenderse los rasgos cualitativos.
Según observó, la gran mayoría de las Mipymes que han emergido en los últimos años “no son estatales, sino privadas; no son de alta tecnología, sino de bajo valor agregado; no son productivas, sino comerciales; no tienen orientación exportadora, sino importadora”.
A escala nacional, hay un alentador y exitoso experimento de naturaleza bien distinta en la rama de la biotecnología y la industria farmacéutica, contrastó.
“El experimento, razonó, está hecho y la conclusión es clara: el tipo de Mipyme que necesitamos, productiva, de alto contenido tecnológico y orientación exportadora, no va a emerger espontáneamente del sector privado. Tiene que ser una construcción consciente del sector estatal.”
El capital humano para esta tarea existe: Cuba, argumentó, invierte en educación el 8,5 por ciento del PIB, en términos porcentuales más que Dinamarca, Suecia y Bélgica, por citar solo algunos ejemplos de países con industrias de tecnología avanzada.
Los colectivos científicos capaces de asimilar tecnologías avanzadas o incluso crearlas, también los tenemos, recordó el doctor en Ciencias Médicas.
A juicio del especialista, el fomento de nuevas Mipymes estatales no es solo una tarea de la actualización del modelo económico nacional: “Es parte de la defensa del socialismo en el contexto de una economía mundial cada vez más tecnológica y más globalizada”.
Además, la experiencia internacional demuestra el papel del Estado en los pocos países que han logrado transitar del subdesarrollo a la industrialización, expuso Lage en su artículo “Las pequeñas empresas estatales y el socialismo”, publicado por Cubadebate.
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