Hizo la precisión sobre el ultimátum dado por el presidente de la empresa, Oliver Stark, para que el Gobierno decida qué hacer con la empresa.
Stark planteó las opciones de seguir financiándola, lo cual consideró inviable; declararla en quiebra o liquidarla, o que una empresa extranjera la reestructure profundamente, lo que implica abrir Petroperú a las inversiones extranjeras.
“Me sentiría sumamente incómodo y el premier y todos los ministros lo harían igual, si se utilizara algún recurso de los impuestos que pagamos todos para financiar, solventar o darle liquidez a esta empresa, eso no pasa por ahí”, dijo.
Poco antes de reunirse con el directorio para buscar soluciones prontas, Arista dijo que el proyecto de presupuesto nacional de 2025, próximo a presentarse al Parlamento, no considera ninguna provisión de fondos para Petroperú.
El ex ministro de Energía y Minas Carlos Herrera consideró insólito el ultimátum del empresario Stark, pues bien podría plantearlo a los representantes de esa cartera y de la de Economía y Finanzas que son mayoría en el directorio de Petroperú.
Añadió que el ejecutivo pudo plantear una propuesta concreta de salida a la crisis o preparar un proyecto de ley y, de no prosperar sus iniciativas, presentar su renuncia.
Herrera anotó que, de decidir el Gobierno encargar la reestructuración a una empresa extranjera, esta deberá conocer la empresas y cobrará importantes sumas por su labor.
El parlamentario progresista Roberto Sánchez declaró que, ante la crisis, debe reflotarse a Petroperú y abrirla a accionistas extranjeros, pero “liquidar a la empresa estatal no es solución”.
De otro lado, el ultimátum de Stark dio pie a demandas de atender su posición, planteadas por políticos y empresarios neoliberales.
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