Este sábado los militares israelíes irrumpieron en la norteña aldea de Kafr Dan y en la meridional ciudad de Hebrón, donde allanaron varios barrios y arrestaron a dos jóvenes.
La agencia oficial de noticias Wafa denunció que los uniformados cerraron varias de las entradas y salidas de esa urbe.
También atacaron otra vez la ciudad de Tulkarem y el vecino campamento de refugiados de Nour Shams, así como los poblados de Hajjah y Al-Khader.
Las Fuerzas Armadas israelíes lanzaron el miércoles una nueva campaña en la Ribera Occidental, la mayor en varios años, con epicentro en las norteñas gobernaciones de Tulkarem y Jenin.
Al menos 20 personas murieron desde entonces, incluidos numerosos comandantes de milicias palestinas.
Hace unas horas, la Sociedad de la Luna Roja alertó sobre las dificultades de sus equipos para responder a los llamados de los ciudadanos asediados en Jenin y en su aledaño campamento de refugiados.
La portavoz de la entidad, Nibal Farsakh, denunció que los militares obstruyen el movimiento de las ambulancias y les impiden llegar a su destino para realizar su trabajo humanitario.
Las autoridades palestinas condenaron en enérgicos términos la campaña bélica y alertaron sobre sus consecuencias.
Esta guerra de agresión contribuye a aumentar la tensión e inflamar la situación sobre el terreno, y elimina cualquier posibilidad de lograr una paz justa y duradera, advirtió el Consejo Nacional Palestino.
También el secretario del Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina, Hussein Al-Sheikh, criticó la ofensiva.
Por su parte, el vocero presidencial palestino, Nabil Abu Rudeina, responsabilizó a Israel y a su aliado Estados Unidos por la operación castrense en Cisjordania y la continuación de la guerra en Gaza.
“El mundo debe adoptar medidas inmediatas y urgentes para frenar a este Gobierno extremista que representa una amenaza a la estabilidad de la región y el planeta”, apuntó.
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