Se realizan esfuerzos para proporcionar a los niños esta vacuna, pero lo que más necesitan los habitantes del territorio es un alto el fuego, afirmó en X el Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina (Unrwa).
La entidad no precisó si la cifra representa a todos los menores vacunados en la primera jornada o solo los que recibieron la dosis de sus equipos de trabajo. El proceso continuó este lunes bajo las bombas tras nuevos ataques israelíes, que causaron decenas de muertos y heridos, según denunció la agencia oficial de noticias Wafa.
En la misma red social, Unrwa llamó ayer a las partes en conflicto a respetar la vida de civiles y de los equipos humanitarios participantes en la iniciativa.
Se trata de una carrera contra el tiempo para llegar a algo más de 600 mil menores de edad en ese territorio, afirmó el comisionado general de Unrwa, Philippe Lazzarini.
“Para que esto funcione, las partes en conflicto deben respetar las pausas temporales en las áreas. Por el bien de los niños de toda la región es necesario un alto el fuego duradero”, subrayó.
En similar sentido se pronunció el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, tras señalar que la campaña beneficiará a unos 640 mil menores.
La Oficina del Primer Ministro israelí negó el sábado un acuerdo para una tregua de tres días en el territorio, como reclamaron varios países, la ONU y organizaciones no gubernamentales.
Aunque la campaña arrancó este domingo de forma oficial, un día antes las autoridades de salud de Gaza anunciaron el inicio del proceso, pese a los bombardeos efectuados por el Ejército. La iniciativa se aprobó tras confirmarse el primer caso de la enfermedad en la Franja en 25 años.
Hace unos días el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, alertó sobre el peligro que representa la poliomielitis para la población infantil de Gaza.
Decenas de organizaciones internacionales denunciaron recientemente que “el resurgimiento del poliovirus en Gaza es resultado directo de la destrucción de la infraestructura de agua y saneamiento, y las restricciones del gobierno de Israel en reparaciones y suministros”.
A ellos se suma, agregaron, el hacinamiento, el desplazamiento forzoso de personas y un sistema de salud paralizado por la destrucción y la falta de suministros.
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