José Manuel Salazar-Xirinachs, secretario ejecutivo de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), señaló que este es un nuevo aporte del organismo de la ONU en un mundo en acelerada transformación por las nuevas tecnologías.
Vivimos, dijo el funcionario, en una región sumida en tres trampas del desarrollo: poca capacidad para crecer, alta desigualdad y baja movilidad social y pobre desempeño institucional y de gobernanza.
América Latina y el Caribe tuvo en la última década un promedio de crecimiento de 0,9 puntos, menor inclusive al 2 por ciento de la década perdida de los 80, y en esas condiciones es difícil crear empleos de calidad, reducir la pobreza y financiar el desarrollo.
Parte del problema, señaló, es la baja inversión, pero la razón más importante radica en la pobre productividad y puso como ejemplo que en el área se requieren cuatro horas de trabajo para generar lo mismo conseguido en una hora en las economías desarrolladas.
Más aún, las micro, pequeñas y medianas empresas, conocidas como Mipymes, representan en América Latina y el Caribe el 80 por ciento del empleo total, pero tienen mucha menor capacidad productiva respecto a las grandes instalaciones.
Esto impacta no sólo en la tasa de crecimiento nacional, sino también en la desigualdad salarial.
Salazar-Xirinachs puntualizó que allí radica la importancia de este estudio, el cual aspira a ser anual y donde se analiza la realidad regional y se proponen recomendaciones y programas de acción.
El documento presentado este jueves consta de cinco capítulos y hace un total de 80 recomendaciones, propone 14 lineamientos y siete ejes de acción, dentro de los cuales está brindar importancia a las diferencias interregionales de cada país.
Luego de la descripción del estudio, donde participó también Marco Llinás, director de la división de desarrollo productivo de la Cepal, se realizó un seminario con tres mesas de discusión donde estuvieron expertos, funcionarios y representantes del mundo académico.
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