La más reciente versión del documento, elaborado con la ayuda de 16 socios de Naciones Unidas, estimó que en 2023 casi 282 millones de personas en 59 países enfrentó altos niveles de inseguridad alimentaria aguda.
Esa cifra significa que el 21,5 por ciento de la población estudiada requeriría asistencia urgente en materia de alimentación y medios de vida.
El texto, presentado en la sede del organismo por representantes de la Organización para la Agricultura y la Alimentación, el Programa Mundial de Alimentos y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, brinda una evaluación de los contextos más agravados por la crisis alimentaria.
De acuerdo con el Informe, naciones como la República Democrática del Congo, Nigeria, Sudán, Afganistán y Etiopía reportaron en 2023 los peores indicadores de población frente a la inseguridad alimentaria. De los 281,6 millones de personas que se enfrentaron a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda el pasado año, unos 203 millones se encontraban en 41 territorios con análisis.
La malnutrición aguda afectó a 36,4 millones de niños en el planeta, lo que confirma que la crisis alimentaria siguió empeorando en 2023, en particular entre las poblaciones desplazadas y las afectadas por los conflictos.
A este panorama se suman los enfrentamientos nuevos, crecientes y prolongados, los fenómenos climáticos extremos y las dificultades económicas que resultaron en más de 90 millones de desplazados de sus hogares.
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