El pasado 20 de agosto, el primero de estos vuelos costeados por Washington salió desde el istmo con destino a Medellín, Colombia, con 28 migrantes colombianos, deportados por sus nexos con delitos como el narcotráfico.
Desde entonces han ido partiendo otros aviones sobre todo con indocumentados colombianos, pero también ecuatorianos, como ocurrió el pasado 29 de agosto.
Según el ministro de Seguridad de Panamá, Frank Ábrego, este año esperan que 320 mil migrantes irregulares transiten por la selva de Darién rumbo a Estados Unidos- en su mayoría venezolanos-, lo que supone una reducción del 38 por ciento en relación con el récord histórico de 520 mil que cruzaron en 2023.
Durante la conferencia anual del Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe-CAF, celebrada la víspera en Washington, el funcionario alabó que esta disminución se debe a las nuevas políticas de control migratorias implementadas por la administración de José Raúl Mulino.
Según un comunicado oficial, Ábrego celebró que se ha logrado revertir el auge de esos flujos gracias a las medidas adoptadas, entre ellas el cierre de trochas noautorizadas, patrullaje marítimo y la firma de un memorándum de entendimiento con Estados Unidos el 1 de julio, que facilita la deportación y extradición de migrantes irregulares.
También indicó que los viajeros ilegales son víctimas de bandas criminales que se enriquecen con el tráfico de personas como el Clan del Golfo, de Colombia.
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