viernes 8 de noviembre de 2024
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De Gaza no se habla

La Habana, 8 sep (Prensa Latina) En la Franja de Gaza la guerra sigue ardiendo a fuego vivo y apagando vidas, pero todavía son muchos en el mundo los que prefieren hacer oídos sordos e incluso callar a quienes se atreven a denunciar la injusticia.

En determinados círculos sociales, son infranqueables los muros que se levantan en torno al tema de la cruenta violencia israelí contra el pueblo palestino, que desde octubre pasado vive un nuevo ciclo con un saldo ascendente a alrededor de 40 mil víctimas fatales, sin contar los heridos y desplazados.

La Orquesta Sinfónica de Melbourne (MSO, según las siglas en inglés), en Australia, acaba de ser escenario de un nuevo hecho de censura, al cancelar al reconocido pianista clásico Jayson Gillham una presentación prevista para el 15 de agosto, a causa de unos pronunciamientos realizados cuatro días antes.

Durante un concierto en el Iwaki Auditorium, el músico nacido en 1986 interpretó un variado programa que fue desde Beethoven hasta Chopin, y decidió hacer un agrego de último minuto: estrenar la pieza Witness (Testigo), compuesta por el australiano Connor D’ Netto en homenaje a los periodistas palestinos en Gaza.

“En los últimos 10 meses, Israel ha matado a más de 100 periodistas palestinos”, declaró el joven al presentar la obra, y recordó que en ocasiones fueron asesinatos selectivos a figuras prominentes de los medios de comunicación.

“El asesinato de periodistas es un crimen de guerra según el Derecho Internacional, y se realiza con el objetivo de impedir la documentación y difusión de crímenes de guerra al mundo”, enfatizó.

Algunos testigos afirmaron a la prensa que tras la interpretación el público ovacionó con entusiasmo visible a Gillham, nacido en Australia pero instalado desde hace varios años en Londres y descrito por la crítica especializada como uno de los más exquisitos pianistas de su generación.

Sin embargo, a todas luces se trató de una declaración inadmisible para la MSO, que circuló un mensaje de disculpa por la “difícil situación” y declaró no tolerar “el uso de nuestro escenario como plataforma para expresar opiniones personales”.

La cancelación del concierto generó una ola de pronunciamientos cuestionadores por parte de personalidades e instituciones, así como de críticas en las redes sociales.

El expresidente de la Orquesta Sinfónica de Sydney, Leo Schofield, sostuvo que “la dirección de MSO debería agachar la cabeza colectivamente avergonzada».

La Alianza de Medios, Entretenimiento y Artes de Australia emitió un comunicado en el cual consideró el hecho como una “gran extralimitación que compromete la libertad de expresión artística”, y llamó a la MSO a asumir toda la responsabilidad y rectificarla crisis provocada.

Finalmente, la presión llegó a tal punto que la Orquesta debió retractarse y anunciar un nuevo concierto del pianista (con fecha todavía por definirse), pese a la cual insistió en que “una plataforma de conciertos no es un escenario apropiado para comentarios políticos”. Episodios como este ponen en evidencia uno de los fenómenos que más dañan a la causa palestina: la decisión de muchos de virar la cara, dar la espalda, ignorar el “espinoso” asunto y seguir viviendo como si no sucediera nada. Esa parte demasiado numerosa de la comunidad internacional que asiste impasible a un genocidio vergonzoso.

Mientras todo siga así, la justicia será cada vez más incierta y escurridiza para ese pueblo, que lleva décadas sufriendo la sistemática agresión de Israel y luchando por un derecho elemental: tener su tierra, un espacio en el planeta, y vivir en paz. La causa palestina necesita que se multipliquen por todos lados los Jayson Gillham, en cuyo perfil de la red social X se lee como presentación: “Puede que la música no salve al mundo, pero puede recordarnos lo que luchamos por salvar. Que cada nota suene con el sonido de la verdad y la libertad”.

(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)

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