Mis pensamientos están con todos los que perdieron a sus seres queridos el 11 de septiembre, con todo el pueblo de la ciudad de Nueva York y nuestros colegas que también perdieron a sus seres queridos, aseguró en un mensaje publicado en X el titular del organismo, António Guterres.
El 11 de septiembre de 2001, 19 terroristas secuestraron cuatro aviones comerciales; estrellaron dos de ellos contra las torres del World Trade Center y uno contra el Pentágono en Washington DC, mientras una cuarta aeronave se desplomó en Pensilvania.
Como resultado, casi tres mil personas procedentes de unas 80 naciones perdieron la vida en lo se considera el mayor ataque extremista sufrido en la historia de Estados Unidos.
De acuerdo con Ben Saul, relator especial de la ONU sobre la lucha contra el terrorismo y los derechos humanos, el caso resguarda aún cuestiones no resueltas que afectan por igual a las víctimas y a los detenidos.
La violencia insondable del 11 de septiembre contra la gente común en su vida cotidiana fue un crimen de lesa humanidad, pero lamentablemente, 23 años después, las víctimas siguen sin justicia, dijo el experto.
Saul pidió a las autoridades norteamericanas respetar las normas internacionales de derechos humanos y aplicarlas en sus políticas antiterroristas.
En ese sentido, recordó las recomendaciones esbozadas por su predecesora, Fionnuala D. Ní Aoláin, tras una visita técnica a Estados Unidos y a la Base Naval de Guantánamo, ubicada en el extremo más oriental de Cuba, donde los expertos denuncian prácticas ilegítimas de detención indefinida sin cargos o juicio.
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