Estamos haciendo las cosas metódicamente y con seriedad, dijo el veterano político, otrora negociador europeo ante el Brexit, a su llegada a la nororiental ciudad de Reims, donde aprovechará un encuentro del partido Horizontes, aliado del oficialismo, para continuar sus consultas sobre el gabinete por nombrar.
Según Barnier, el nuevo gobierno lo conformarán personas competentes y motivadas, en medio de desafíos como el saneamiento de las finanzas públicas, la inmigración y el más inmediato de todos: la propuesta y aprobación del presupuesto del Estado para el 2025.
El primer ministro designado el jueves pasado por el presidente Emmanuel Macron ya había adelantado su intención de gobernar con independencia y generando consensos, a partir de la promesa de que su gabinete no será solo de derecha, su familia política.
La izquierda ya descartó ser parte del nuevo gobierno, y además advirtió que buscará censurarlo en la Asamblea Nacional.
Por su parte, el partido de extrema derecha Agrupación Nacional (RN), el cual tampoco debe aportar ministros, aseveró que estará vigilante de la gestión de Barnier.
El jefe de Matignon caminará por una cuerda floja, ante la ausencia de una mayoría absoluta de diputados que lo apoye en la Asamblea Nacional, en la que una combinación rara y contranatural de votos de la izquierda y la extrema derecha lo haría caer por la vía de la moción de censura.
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