Un reporte de la Unctad destaca la grave crisis económica, marcada por el colapso del producto interno bruto (PIB) per cápita, la pobreza generalizada y el aumento vertiginoso del desempleo.
A la desaceleración económica causada por el conflicto, se suman la caída de la ayuda internacional y las deducciones y retenciones de ingresos por parte de Israel (en más de mil 400 millones de dólares desde 2019- aumentan la tensión, subrayó el organismo internacional.
Unido a la destrucción en Cisjordania causada por la invasión israelí, se incrementó la violencia, la demolición de activos palestinos, confiscaciones y la expansión de asentamientos y se perdieron más de 300 mil puestos de trabajo. En consecuencia la tasa de desempleo subió del 12,9 por ciento al 32 por ciento.
Esas pérdidas de empleo generaron una caída diaria estimada de 25,5 millones en ingresos laborales, debilitando la resiliencia económica de los hogares palestinos y agravando las dificultades sociales.
A principios de 2024, agrega el informe, entre el 80 y el 96 por ciento de los activos agrícolas de Gaza —como sistemas de riego, granjas de ganado, huertos, maquinaria e instalaciones de almacenamiento— fueron devastados.
En consecuencia, continúa, la paralización de la producción de alimentos de la región y agravó los ya elevados niveles de inseguridad alimentaria, además, el 82 por ciento de las empresas del sector privado -clave de la economía gazatí- resultaron dañadas o destruidas.
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