viernes 22 de noviembre de 2024
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Pompas fúnebres culminaron con sepelio de exgobernante de Perú

Lima, 14 sep (Prensa Latina) Los restos del controvertido exgobernante peruano Alberto Fujimori fueron sepultados hoy en un cementerio del suburbio limeño de Huachipa, al cabo de tres días de homenajes oficiales, familiares y de miles de sus seguidores.

La fase culminante de las nunca mejor llamadas pompas fúnebres del difunto que gobernó Perú se caracterizaron por la solemnidad del ritual de los funerales de Estado que generó voces de rechazo de quienes sostienen que quien fue condenado por crímenes de lesa humanidad no merece honor alguno.

El ataúd fue velado desde el jueves último en el Ministerio de Cultura, donde acudieron a expresar sus condolencias a la famila el Gobierno en pleno, políticos mayoritariamente derechistas, militares y miles de sus seguidores.

Un oficio religioso inició allí la jornada, tras lo cual las dos nietas del exgobernante fallecido a los 86 años se despidieron del abuelo con discursos de cálido tono familiar, a lo que siguió la hija mayor, Keiko, con un discurso que fue más allá de lo puramente filial y tuvo también un contenido político.

La mayor de los cuatro hijos confirmó ser la heredera política del difunto y dejó en claro que el legado incluye la vehemente negación de las culpas del padre, al sostener que su condena por crímenes de Estado y corrupción fue injusta y carente de pruebas.

Algo similar hizo el hijo menor de Fujimori, hasta hace unos años distanciado de su hermana mayor, al ensalzar al decenio de gobierno.

El dirigente del partido fujimorista Fuerza Popular Miguel Torres declaró ayer que la familia no quería los homenajes que conllevan los funerales de Estado dispensado por el Gobierno y prefería solo un velorio al que pueda asistir el público, el féretro fue llevado hasta el Palacio de Gobierno.

En el patio central de la sede presidencial y frente a una Plaza de Armas desierta por seguridad se realizaron los honores de Estado, por parte de las Fuerzas Armadas, que saludaron marcialmente los restos, y del Gobierno en pleno, encabezado por la presidenta Dina Boluarte.

Después, el cortejo fúnebre enrumbó al camposanto, donde la Policía mantenía a raya al gentío que aclamaba al difunto, el ataúd fue sepultado y, al caer la tarde, el lugar volvió a la soledad del silencio inerte de costumbre.

lam/mrs

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