Como en años anteriores, los mercados de esta capital y de las demás ciudades sirias se adornaron con banderas verdes y carteles con frases de elogio al profeta, así como la gente repartió dulces con esta ocasión.
En las mezquitas y los lugares de culto se efectuaron rezos y ceremonias de canto y baile islámico.
El presidente Bashar Al-Assad participó en una de las ceremonias organizadas por el Ministerio de Asuntos Religiosos (Awqaf) en la mezquita de Saad bin Moaz, en Damasco.
«Vivimos en un mundo en el que los valores y la moral están perturbados y las normas están cambiando, porque Occidente, encabezado por Estados Unidos, ha pisoteado los valores y la moral con su llamado explícito a la perversión y violación de los derechos humanos», dijo el ministro de Awqaf, Muhammad Abdel Sattar Al-Sayyed, en su sermón.
Agregó que lo que está sucediendo de masacres en Gaza y Palestina, y el asesinato de ancianos, niños y mujeres, y la quema de mezquitas e iglesias, es un genocidio que se comete ante los ojos de los que alegan reclamar libertad y derechos humanos.
El titular aclaró que una nación como Siria que enfrentó a Estados Unidos, Occidente, Israel y a miles de bandas terroristas durante más de 12 años, y pudo resistir y vencer gracias a hombres armados con los principios y valores que dejó el profeta.
El natalicio se celebra el 12 de Rabiʽ al-Awwal, el tercer mes del calendario musulmán, y es reconocido como un día festivo nacional en casi todos los países de mayorías musulmanas.
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