Al presentar ante el Consejo de Seguridad su último reporte en ese cargo, la diplomática advirtió por la destrucción de las infraestructuras de refugio, sanitarias y de otras necesidades esenciales para la población.
A la par, la falta de seguridad para los trabajadores humanitarios es total mientras estos cumplen con su labor arriesgando la vida, y muchas veces pagando con ella.
Kaag describió las condiciones insalubres en las que viven los gazatíes atrapados en las hostilidades desde el 7 de octubre y que implican el resurgimiento de enfermedades que habían sido erradicadas, como la poliomielitis.
La representante de alto nivel saludó los resultados de la campaña desplegada contra ese virus al tiempo que destacó la labor de la Agencia de ONU para los Refugiados Palestinos (Unrwa).
Esa entidad, dijo, desempeña un papel vital no sólo de conformidad con su mandato, sino también como socio crítico y de confianza en el tejido social de Gaza y como columna vertebral de las operaciones humanitarias.
Kaag llamó a avanzar en los esfuerzos diplomáticos al reconocer que la asistencia humanitaria es sólo una vía temporal para aliviar el sufrimiento.
“Los sistemas existentes hoy no sustituyen la voluntad política necesaria para llegar a los civiles y responder a sus necesidades. Los sistemas no salvan vidas ni brindan dignidad a quienes lo han perdido todo”, recalcó.
Una paz amplia, justa y duradera en Medio Oriente sólo podrá alcanzarse con una solución de dos Estados y el logro de un Estado palestino independiente, democrático, contiguo, viable y soberano, que viva en paz y seguridad dentro de fronteras seguras y reconocidas con Israel, aseveró.
A la par, la enviada urgió a la recuperación de la Franja para el retorno de los niños a las escuela y el restablecimiento de los servicios médicos y las viviendas.
La reconstrucción de Gaza, afirmó, ofrece la oportunidad de involucrar a todos los miembros de la sociedad civil palestina, al igual que al sector empresarial.
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