De acuerdo con el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés), la perturbación estaba centrada cerca de latitud 17.6 Norte, longitud 82.0 Oeste y se espera un desplazamiento hacia el noroeste en la noche del martes, seguido de un movimiento más rápido hacia el norte o hacia el norte-noreste durante miércoles y jueves.
Los vientos máximos sostenidos están cerca de 45 kilómetros por hora con ráfagas más fuertes y el NHC prevé que un fortalecimiento durante los próximos días, hasta convertirse en huracán el miércoles y continuar ganando intensidad a medida que se mueve a través del noroeste del Mar Caribe y hacia el sureste del Golfo de México.
La presión central mínima estimada es de 1004 hectoPascal.
En Cuba los expertos ratificaron recientemente que hasta el fin de la temporada ciclónica el próximo 1 de noviembre, se prevé la formación de más de 10 tormentas tropicales en toda el golfo de México y el mar Caribe, de las cuales nueve podrían alcanzar la categoría de huracán.
La doctora Miriam Teresita Llanes, jefa del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de la nación antillana, dijo que las probabilidades de que se origine e intensifique al menos un huracán en el Caribe, y uno de procedencia atlántica penetre en el Caribe, continúan siendo muy altas, con 85 y 70 por ciento, respectivamente.
Precisó la experta que Cuba tiene al menos un 80 por ciento de probabilidad de que un huracán la afecte y si fuera una tormenta tropical, la posibilidad alcanza el 90 por ciento.
Desde junio de 2023 hasta julio de 2024 han ocurrido valores récords en cada mes para el periodo 1951-2024, y los modelos sugieren que ese calentamiento puede persistir durante los próximos meses de la temporada, aseveró.
Otro factor propicio para la alta actividad ciclónica es el predominio actual de condiciones neutrales en el océano Pacífico y el probable desarrollo de un nuevo evento La Niña-Oscilación del Sur (ENOS), a partir de septiembre u octubre.
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