De acuerdo con la institución sanitaria, de esta cifra de fallecidos 35 son niños y 58 mujeres.
En la noche, nueve civiles fueron asesinados como consecuencia de una masacre israelí en la aldea de Qaliya, en la Bekaa occidental, y una incursión en el poblado de Nabi Ayla provocó varias víctimas.
Un ataque enemigo contra un edificio en la localidad de Ain Baal, causó la muerte y lesión de residentes, en el distrito de Tiro.
Siete ciudadanos resultaron heridos, incluidos uno en estado crítico, en la agresión israelí contra un edificio en la zona de Bir al-Abd, en los suburbios sur de Beirut.
Según reportes locales, aviones de combate israelíes lanzaron agresiones en las afueras de la localidad de Anqoun, Qantara y Majdal Zoun, en el sur libanés.
En el norte en la región de la Bekaa, los cazas apuntaron contra el poblado de Jalala, la llanura de la aldea de Al-Ain, y la zona de Yammouneh, en el distrito de Baalbek.
A la luz de la hostilidad israelí, el gobierno interino denunció la guerra de genocidio de la entidad sionista y el plan destinado a destruir aldeas y ciudades libanesas y eliminar todos los espacios verdes.
Durante una reunión gubernamental, el primer ministro en funciones, Najib Mikati, renovó el llamado a las Naciones Unidas, el Consejo de Seguridad y los países para defender lo que es correcto y disuadir los ataques sionistas.
La máxima figura del Ejecutivo reiteró el compromiso con la Resolución Internacional 1701 y la continuidad de los contactos para detener la guerra israelí y evitar en la medida de lo posible caer en lo desconocido.
En este contexto, el Comité libanés para la Gestión de Crisis informó de la apertura de algunas escuelas en Monte Líbano, Chouf, Baabda y Beirut para recibir a desplazados de áreas atacadas y convertirse en centros de refugios.
A pesar de las agresiones, la Resistencia de Líbano lanzó más de 200 misiles contra objetivos en el norte de Israel, en defensa de su pueblo y en la continuación del frente de apoyo a Gaza.
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