Al dirigirse a la AGNU, Tshisekedi subrayó que la situación en el Este del país es particularmente preocupante debido al resurgimiento del grupo terrorista M23, apoyado por Kigali, que ha provocado una crisis humanitaria sin precedentes, con casi siete millones de desplazados internos.
“Esta agresión constituye una grave violación de nuestra soberanía nacional. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a que condene enérgicamente estos actos e imponga sanciones selectivas contra Ruanda”, enfatizó y exigió la retirada inmediata e incondicional de las tropas ruandesas de su territorio.
Añadió que las iniciativas diplomáticas como las conversaciones de Luanda son alentadoras, pero no deben ocultar la urgencia de esa acción; y se comprometió a instaurar una paz duradera en el Este del país y promover el desarrollo económico y el bienestar social de las comunidades devastadas por el conflicto.
Dio la bienvenida a todas las oportunidades que conduzcan a la paz sin comprometer su soberanía y mucho menos la integridad territorial de la RDC.
En otro momento de su discurso, el jefe de Estado congoleño instó a las Naciones Unidas a intensificar sus acciones contra el terrorismo, que afecta al mundo y que en el caso de su país está estrechamente vinculado a la explotación ilegal de sus recursos naturales.
“Estos criminales alimentan la inseguridad y financian a los grupos armados, exacerbando los conflictos en la región de los Grandes Lagos”, afirmó.
Remarcó la disposición de su gobierno de seguir aplicando el Programa de Desarme, Desmovilización y Recuperación Comunitaria y Estabilización, para reintegrar a los excombatientes y ofrecerles perspectivas económicas viables y sostenibles, a la par que se estabilizan las zonas afectadas por la guerra.
Comentó que además de la ayuda humanitaria inmediata, tanto esas comunidades como las víctimas requieren de un enfoque a largo plazo, centrado en la justicia, la reconciliación y el desarrollo sostenible.
El mandatario reconoció que a pesar de los avances en la implementación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la RDC no podrá alcanzarlos en 2030, debido a la persistencia de la desigualdad y la vulnerabilidad, exacerbadas por los conflictos armados.
No obstante, su país persiste en políticas y acciones como la reforma para la educación básica gratuita, que ha permitido que casi cuatro millones de niños asistan a la escuela, además de varias medidas para reforzar la protección social, introducir la cobertura sanitaria universal y promover la igualdad de género.
Significó que la RDC requiere inversiones anuales de unos 32 mil millones de dólares para avanzar en estos y otros ámbitos, de ahí que estén empeñados en reforzar las asociaciones para la inversión sostenible y promover la paz para permitir un desarrollo socioeconómico estable.
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