El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, calificó el documento aprobado como una fuerte señal de los países de que están comprometidos a abordar esta tendencia.
En la actualidad, la RAM es una de las amenazas para la salud mundial más urgentes, con capacidad para destruir 100 años de progreso médico al convertir las infecciones tratables en una sentencia de muerte, dijo el experto.
De acuerdo con titular de la OMS, ninguna nación está exenta de esta amenaza, aunque los países de ingresos bajos y medios soportan la mayor carga.
La declaración, adoptada durante un evento de alto nivel para analizar ese riesgo, propuso reducir las muertes globales asociadas en un 10 por ciento para el año 2030.
Para ello, precisó Ghebreyesus, necesitamos acciones que vayan más allá del sector de la salud para proteger y promover la salud de los animales, las plantas y nuestro medio ambiente.
El texto reconoce a la RAM como un peligro complejo y existencial con profundas implicaciones para el medio ambiente, la seguridad alimentaria, la salud animal y la salud humana.
Por su causa, cerca de 1,3 millones de personas mueren al año, de las cuales una de cada cinco son niños.
“Si no se toman medidas antes de 2030, la resistencia a los antimicrobianos reducirá la esperanza de vida mundial en casi dos años”, advirtió al respecto la vicesecretaria general de la ONU, Amina Mohammed.
De acuerdo con la vicetitular, se trata de una crisis que cuesta al mundo unos 800 mil millones de dólares anualmente en gastos de atención sanitaria y pérdidas de productividad, y que amenaza con revertir decenios de progreso médico.
LA RAM está profundamente entrelazada con la pobreza, la inseguridad alimentaria y nutricional, la degradación ambiental, el agua y el saneamiento inadecuados y la falta de acceso a servicios de salud y medicamentos esenciales.
“Abordar la resistencia a los antimicrobianos es una necesidad sanitaria, socioeconómica y ambiental. Es también un imperativo moral”, enfatizó.
Entre otras medidas, la declaración urgió a los estados miembros a elaborar o actualizar planes de acción nacionales multisectoriales con metas nacionales que tengan en cuenta sus capacidades y prioridades.
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