Sin provocar ninguna sorpresa, el jefe de Gobierno de Tel Aviv repitió sus acusaciones contra las Naciones Unidas y los miembros que se oponen sus acciones, a quienes acusó de apoyar un plan antisemitista “impulsado” por Palestina.
“Esta es la verdad: Israel busca la paz. Israel anhela la paz. Israel ha hecho la paz y volverá a hacerla”, afirmó sin inmutarse el representante a pesar de las cifras estimadas de 700 muertos en el Líbano y más de 41 mil en Gaza, provocadas por las desproporcionadas ofensivas de las Fuerzas de Defensa.
A su juicio, todas las acciones en territorio libanés y palestino, calificadas como desproporcionadas por la ONU y la comunidad internacional, tienen como fin “eliminar la maldición del terrorismo”.
El líder israelí tampoco escatimó en amenazas a las naciones de la región, al advertir que no hay lugar a en Irán o Medio Oriente «donde no pueda llegar el largo brazo israelí».
Asimismo, rechazó los llamados y resoluciones para frenar la ofensiva que, según él, solo benefician sus contendientes. “En este recinto (de la ONU) se pinta el bien como si fuese el mal y el mal como si fuese el bien”, señaló.
A pesar de la matanza y la destrucción provocada, Netanyahu se mostró optimista con sus supuestos logros al afirmar que “estamos ganando”, sin presentar pruebas concretas.
Sobre las posibles negociaciones, el primer ministro rechazó cualquier espacio otorgado a Hamás en la Franja en una eventual postguerra.
“Queremos una Gaza desmilitarizada. Estamos listos para apoyar a un gobierno local y civil”, dijo poco después de acusar al presidente palestino Mahmud Abás y la Autoridad Palestina.
Netanyahu desestimó además cualquier tregua inmediata en el conflicto de su país en Líbano, mientras esta se intensifica y los funcionarios israelíes anuncian una posible incursión terrestre.
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