Maneiro subrayó que «debe llamarse por su nombre: fascismo» a las proyecciones hegemónicas, extremistas y terroristas ejecutadas por la derecha en su país y otras naciones de América Latina y el resto de los continentes.
Reiteramos nuestra voluntad de que encuentros como estos continúen, de vincularnos a plataformas y movimientos con el propósito de expandir los fundamentos y principios de la Internacional Antifascista, manifestó al clausurar el panel Fascismo y neofascismo en el mundo contemporáneo.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció recientemente la creación de una Internacional Antifascista, Anticolonialista, Antiimperialista para liderar las batallas presentes y futuras por un mundo diferente.
Maduro presentó la propuesta para establecer este comité en la clausura del Congreso Mundial contra el Fascismo, Neofascismo y Expresiones Similares, realizado en Caracas.
Este viernes, el embajador venezolano insistió en que las expresiones fascistas tienen formas sutiles y adaptables, expresadas en las redes sociales y con la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación.
Según el diplomático, el fascismo es una grave amenaza para la humanidad y debe existir una voluntad global, además de unidad de pensamiento y acción para impedir que socave proyectos progresistas y anule la capacidad de razonamiento de los jóvenes.
El encuentro, organizado en el Salón de Mayo del Pabellón Cuba, en esta capital, fue auspiciado por la embajada de Venezuela en La Habana y la Agencia Cubana de las Naciones Unidas.
Como disertantes también participaron el investigador Enrique Ubieta; la coordinadora del Comité Internacional Paz, Justicia y Dignidad a los Pueblos, Graciela Ramírez; el director de la editorial Nuevo Milenio, Michel Torres, y la diputada del Parlamento de Venezuela, Blanca Eekhout.
Sus intervenciones, grosso modo, versaron acerca del contexto en el cual prolifera el neofascismo, cómo se manifiesta, sus perjuicios sociales, político y económicos, y también apuntaron a la necesidad de construir alternativas desde la izquierda para enfrentarlo de manera exitosa.
De manera particular, responsabilizaron a la extrema derecha mundial y al gobierno de Estados Unidos de promover golpes de Estado en Venezuela y otros países latinoamericanos e intentar someter a varias naciones, entre ellas Cuba.
Asimismo, condenaron la escalada de violencia en Medio Oriente, con las agresiones a la Franja de Gaza y Líbano, perpetrada por las autoridades de Israel, lo cual, según coincidieron, es una de las caras más perversa y descarnada del imperialismo.
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