El presidente, João Lourenço, expresó en un mensaje su consternación ante la noticia, y dijo que “la Patria pierde así a uno de sus hijos más notables, un hombre de bien que dedicó gran parte de su vida a transmitir sus valores y principios para una vida digna, el perdón y el respeto a los demás”.
El mandatario manifestó estar seguro de que las gestas de este servidor de la Iglesia y de la nación angoleña se perpetuarán a lo largo de generaciones, “como confirmación de la grandeza de su camino y de la nobleza de la causa general que defendió durante toda su vida”.
En su nombre, el de su familia y del Ejecutivo, Lourenço transmitió el más profundo sentimiento de condolencia a la Iglesia Católica y a la familia del religioso.
Figuras de otras iglesias del país igualmente hicieron públicos sus mensajes de solidaridad a través de la Televisión Pública de Angola y el Buró Político del Comité Central del Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA) emitió un comunicado.
“Dom Alexandre Cardeal do Nascimento dejó su huella en la lucha de liberación nacional y en la defensa de la integridad y la independencia de la República de Angola, causas que lo llevaron a sufrir privación de libertad en más de una ocasión”, significó el MPLA.
Destacó la vasta bibliografía bajo su firma y el reconocimiento, tanto a nivel nacional como internacional, de su dedicación a la fe y al amor por los demás.
“El pueblo angoleño pierde a un intrépido defensor de sus nobles causas”, subrayó el MPLA y manifestó el deseo de que el espíritu patriótico de este hombre, expresado en sus palabras y acciones, sirva de inspiración a todos los angoleños.
Dom Alexandre Cardeal do Nascimento nació el 1 de marzo de 1925 en la provincia de Malanje (99 años), estudió en los seminarios de Bângalas, Malanje y Luanda, y obtuvo las licenciaturas en Filosofía y Teología por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma y posteriormente en Derecho Civil por la Universidad de Lisboa.
Ordenado sacerdote el 20 de diciembre de 1952, regresó a Angola, donde se implicó en la causa de la libertad del pueblo angoleño y por sus actividades fue obligado a establecerse en Lisboa, Portugal.
De regreso en su país 10 años después, en 1975 fue nombrado obispo de Malanje y en febrero de 1977 ascendido a arzobispo metropolitano de Lubango y también administrador apostólico ad nutum Sanctæ Sedis de la diócesis de Ondijiva, donde fue secuestrado por las fuerzas armadas de la Unión Nacional para la Independencia Total de Angola (Unita).
Fue liberado a petición del Papa Juan Pablo II, quien lo nombró cardenal el 5 de enero de 1983, el primero del país independiente. Ejerció como Arzobispo de Luanda hasta enero de 2001. Actualmente uno de los mayores hospitales del país lleva su nombre.
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