La agencia Moody’s rebajó ayer por segunda ocasión la calificación del país dos escalones: de A2 a Baa1, tras una realizada en febrero último.
Al justificar su decisión, la firma señaló el riesgo de una guerra regional, lo cual trae “importantes consecuencias negativas para la capacidad de pago del crédito del Estado”.
Además, estimó que la economía nacional se debilitará aún más como resultado del conflicto tras proyectar que el Producto Interno Bruto crecerá solo 0,5 por ciento este año fiscal y 1,5 el próximo, una caída con respeto al 4,0 por ciento anunciado con anterioridad.
Moody’s consideró que varias acciones de Netanyahu como su enfrentamiento con los estamentos de seguridad y con la justicia también aumentan el riesgo de una crisis.
El diario Calcalist, especializado en temas económicos, dio un amplio destaque a la acción de Moody’s, y recordó que sus rivales Fitch y S&P también rebajaron recientemente de categoría a Israel.
Por su parte, el periódico The Times of Israel citó al gobernador del Banco Central, Amir Yaron, quien mostró en varias oportunidades su preocupación por la capacidad del Gobierno para mantener la responsabilidad fiscal y la credibilidad en materia económica.
En tanto, The Jerusalem Post subrayó que el país está atravesando una grave crisis financiera como resultado del conflicto, que en Gaza provocó más de 41 mil muertos y 96 mil heridos.
Los expertos estiman que la conflagración costará hasta 10 por ciento del Producto Interno Bruto, subrayó.
El pasado mes, el portal noticioso Ynet criticó la respuesta del Ejecutivo a la crisis económica al advertir sobre el alto déficit presupuestario, la disminución de las inversiones, la fuga de capitales, y la subida de la inflación y de los precios.
En el gabinete hay funcionarios que “no comprenden la magnitud del peligro y otros están seguros de que con la ayuda de Dios demostraremos una victoria completa también en la economía”, apuntó en alusión al sector religioso que integra la administración.
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