En República Dominicana, sus habitantes asumen con orgullo la identidad propia, aunque en su historia la presencia extranjera fue notable (incluidas guerras e invasiones foráneas, entre ellas la de Estados Unidos en 1965).
Los quisqueyanos disfrutan sus ritmos, en los que se mezclan instrumentos traídos de África, Francia —por la influencia de la colonia europea en la vecina Haití— y España a través de territorios cercanos como Cuba, Colombia y Venezuela.
Cuando se habla de esta nación caribeña que comparte La Española con Haití, muchos la asocian de inmediato con sus playas, de las más hermosas del Caribe, pero también con el merengue, un contagioso ritmo considerado el baile nacional.
Historiadores indican que el merengue tomó el nombre prestado de un dulce a mediados del siglo XIX; otros apuntan que procede de los vocablos muserengue o tamtanmouringue, conocido baile de algunas culturas africanas traídas por esclavos desde las costas de Guinea. Sin embargo, en círculos intelectuales todavía existen otras tesis que presentan dudas al respecto.
En lo que sí coinciden los estudiosos es que en un inicio la contagiosa melodía —en la actualidad tiene su versión hip-hop— era repudiada por las élites dominicanas, pues la consideraban “vulgar” y “provocadora”.
El merengue comenzó a popularizarse entre los dominicanos a partir de 1855, primero en ambientes rurales y luego en áreas urbanas.
En un principio, los intérpretes lo tocaban con tambora, güira y el cuatro. Con el paso de los años se incorporó un instrumento hasta entonces desconocido que entró por la zona del Cibao (Santiago de los Caballeros): el acordeón.
La manera de bailarlo se mantiene hasta hoy, con una coreografía reducida y sensual. La pareja nunca se separa y todo el movimiento pasa por caderas y rodillas, en cadencia hacia la izquierda y hacia la derecha. Pueden girar, caminar de lado e incluso soltarse, pero siempre cogidos de las manos.
El 26 de noviembre de 2005 un decreto presidencial proclamó el Día Nacional del Merengue. Con ese gesto se enaltecía que 151 años atrás apareció publicado por primera vez el vocablo “merengue” en el periódico El Oasis.
Once años más tarde, en 2016, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura lo declaró Obra Maestra del Patrimonio Cultural, Oral e Inmaterial de la Humanidad.
(Tomado de 4ta Pared, suplemento cultural de Orbe)