El ministro de Asuntos Exteriores eritreo, Osman Saleh Mohammed, al intervenir en el 79 periodo de sesiones de la Asamblea General de la ONU, dijo que las sanciones ilegales, las campañas de demonización y otros actos subversivos para instigar conflictos en la región prosiguen sin freno. Y esto es sólo la punta del iceberg, advirtió.
Mohammed precisó que acciones similares son aplicadas en África y en otras regiones del mundo y pidió su levantamiento de forma categórica.
En ese sentido mencionó los casos de Zimbabwe, Venezuela, Eritrea y Cuba, esta última con un embargo económico por más de 60 años e incluida en la dudosa lista de países patrocinadores del terrorismo.
Cuestionó cuál es la pertinencia y repercusión de los principios fundamentales consagrados en la Carta de las Naciones Unidas en el contexto de la ley de la jungla que los poderes hegemónicos están imponiendo.
“Esta realidad precaria hace patente que los pueblos del mundo tengan que levantarse y ampliar su solidaridad y cooperación y mucho más de lo ocurrido hace 100 años para instaurar un orden mundial que garantice la paz y la estabilidad”, subrayó.
A su juicio, esa cuestión no puede dejarse al azar y los responsables de los actos de injusticia deben rendir cuentas.
Por otra parte, recordó que Eritrea ejemplifica el caso de muchos otros porque tres generaciones pagaron un alto precio y sacrificios durante 80 años desde el fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), “principalmente porque se determinó que no estábamos al servicio de los intereses de Estados Unidos”.
Durante 50 años, continuó, libramos una batalla por la independencia y cuando la logramos en 1991 se nos denegó una tregua y las capacidades para construir la nación. Esa misma política hegemónica se impuso y se sucedieron varias crisis de inestabilidad que instigaron conflictos fronterizos, entre otras artimañas.
Resaltó como el pueblo del país africano mantuvo su resiliencia y sin embargo las hostilidades prosiguieron cuando en 2009 fue sometido a sanciones con pruebas tergiversadas para castigarlo sobre pretextos de lucha contra el terrorismo de quienes querían mantener su dominio.
Las sanciones fueron retiradas en el 2018, aunque realmente todavía no es comprensible por qué fueron impuestas en primera instancia, comentó el jefe de la diplomacia eritrea.
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