También enfatizó el legislador acerca de que los anuncios sobre los diálogos de paz con el ELN se harán cuando las condiciones sean claras, y añadió que el proceso no ha sufrido ninguna modificación en los últimos días, o sea, que se mantiene suspendido.
En una entrevista con Caracol Radio, citó además los datos recabados por el representante especial del secretario general de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz, que dan cuenta que, desde el cese al fuego ocurrido el pasado 3 de agosto, se registran 26 muertes entre las partes en conflicto: 11 de las Fuerzas Armadas y 15 del ELN.
En su declaración, Cepeda remarcó que la delegación de paz del Gobierno no comentará cada pronunciamiento difundido el ELN o sus miembros y que optarán por una posición que les evite entrar en polémicas que no contribuyen a resolver los problemas.
Aprovechó para hacer un llamado a la prudencia a aquellas personas que opinan sobre el proceso, sobre todo en lo que respecta a los actores políticos con pretensiones electorales, pues con sus manifestaciones podrían debilitar aún más ese proceso.
También alertó que, de la misma manera en la que existen personas e instituciones interesadas en lograr la paz, también hay otras que tienen por objetivo impedirla. El pasado 16 de septiembre, el Gobierno de Colombia declaró cerrados los diálogos de paz con el ELN tras un ataque a una unidad militar que provocó tres muertos.
Asimismo, el atentado con explosivos contra la base castrense en Arauca (este), que ocasionó además lesiones a otros 25 efectivos, fue reivindicado por el Frente de Guerra Oriental de la mentada insurgencia.
El hecho ocurrió asimismo en un momento de muchas tensiones entre las partes debido a la imposibilidad de llegar a un acuerdo para prorrogar el cese al fuego que estuvo vigente durante un año y que expiró el pasado 3 de agosto, y cuando la mesa de diálogos permanecía congelada desde hacía más de cuatro meses, según lo decretó el ELN.
Inmediatamente que se conoció el suceso, el presidente Gustavo Petro lo condenó y lo calificó como una acción que prácticamente cerraba el proceso de paz “con sangre”.
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