Mohamed Ismail, secretario general del Consejo Supremo de Antigüedades, explicó en un comunicado que el hallazgo ocurrió en la sureña gobernación de Assuit durante excavaciones en la tumba de Jifai-Hapi, gobernador del territorio durante el reinado del faraón Senusret o Sesostris I.
El lugar de entierro del funcionario es considerado el sepulcro más grande no real de ese periodo del Antiguo Egipto, indicó.
Ismail detalló que en la tumba descubierta fue enterrada la hija de Jifai-Hapi, una mujer llamada Edi, quien murió antes de cumplir los 40 años y sufrió un defecto congénito en un pie, de acuerdo con estudios preliminares.
El nicho contenía dos ataúdes de madera intrincadamente pintados, uno escondido dentro del otro y ambos totalmente cubiertos con textos que representan el viaje a la otra vida, describió.
También se encontraron varias estatuas de madera y vasos canopos, utilizados en el Antiguo Egipto para depositar las víscera de los difuntos.
Desafortunadamente, señaló el funcionario, la cámara de entierro fue saqueada en la antigüedad.
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