Un análisis divulgado en el sitio digital del diario Il Sole 24 Ore señala que este fenómeno afecta a extensos tramos de la frontera, definidos por cursos de aguas en las crestas de dichos glaciares, campos nevados o nieves perennes, los cuales están evolucionando debido al descongelamiento.
Según estudios recientes, en 2023 los glaciares alpinos en esa zona perdieron el 4,0 por ciento de su volumen debido al cambio climático antropogénico, mientras en 2022 la pérdida llegó los 6,0 puntos porcentuales, y algunos se reducen tan rápidamente que es poco probable que se salven.
Podrían desaparecer incluso si las temperaturas globales se mantuvieran dentro del objetivo de aumento de 1,5 grados centígrados establecido por el Acuerdo de París sobre el Clima, advierten los especialistas.
Ante este fenómeno, con consecuencias geográficas, políticas y económicas de consideración, se creó una comisión mixta entre ambas naciones para rectificar dicha frontera, «de acuerdo con los intereses de las dos partes, y entre las zonas afectadas están las de Cabeza Gris, Meseta Rosa, el refugio Carrel y la Joroba de Rollin.
Esos lugares se encuentran en la zona del Matterhorn, una de las montañas más altas de Europa, y, tras la definición de los cambios fronterizos exactos, Roma y Berna firmarán un acuerdo que se publicará tras su formalización.
Aunque aún se carece de detalles, observadores consideran que en varios lugares la frontera se moverá unas decenas de metros hacia Italia, lo que permitirá a Suiza tener un poco más de territorio.
Sin embargo, ambas naciones pretenden que los cambios no tengan sensibles consecuencias para las estructuras construidas a lo largo de los años en esa extensa zona de los Alpes occidentales, como centros de esquí y teleféricos, entre otras muchas de alto valor económico, agrega la fuente.
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