La concentración de los simpatizantes de Trump la víspera ocurrió justo un mes antes de la celebración de las elecciones en el país y en medio de una campaña muy cerrada entre el candidato republicano y su rival demócrata, la vicepresidenta Kamala Harris.
Al expresidente lo acompañaron familiares de Corey Comperatore, la única víctima fatal del tiroteo del pasado 13 de julio, así como su compañero de fórmula, el senador por Ohio JD Vance, y el magnate de Tesla, Elon Musk, un fuerte aliado actualmente al que incluso le prometió un lugar en un eventual futuro gobierno.
El expresidente criticó una nueva ley de California que prohibirá a los gobiernos locales exigir a los electores que proporcionen una identificación para emitir su voto en el estado.
“Otros estados demócratas están siguiendo su ejemplo. Esto es solo para poder hacer trampa”, alegó Trump, quien pidió repetidamente requisitos de identificación de votantes y puso en duda la fiabilidad de las papeletas de voto por correo.
La ley de California entrará en vigor el 1 de enero de 2025, después de las elecciones de este año.
En su intervención, el exgobernante elogió el trabajo de Vance y presentó a Musk, quien, al hablar, atacó al Partido Demócrata por querer “quitarles la libertad de expresión, quieren quitarles el derecho a portar armas, quieren quitarles el derecho a votar, en la práctica”.
Harris no pretende eliminar el derecho de los estadounidenses a portar armas de fuego, pero sí aboga, como el presidente Joe Biden, por un control de estos artefactos. Además, los demócratas han presionado para que se amplíen las leyes de derecho al voto.
Consciente de la importancia de Pensilvania en la contienda, Trump reiteró que ese estado podría decidir las elecciones. “Si ganamos en Pensilvania, ganaremos todo. Todo será uno”, dijo al advertir que, si sus seguidores no salen a votar, “todo esto será en vano”.
Hace doce semanas todos recibimos una bala por Estados Unidos y todo lo que pedimos es que todos salgan a votar. Tenemos que ganar”, agregó.
En el mitin de este sábado, uno de los asistentes requirió atención médica, lo que interrumpió brevemente la alocución de Trump.
Por cierto, al arremeter contra sus oponentes políticos, sugirió que «tal vez incluso intentaron matarme» en un esfuerzo por entorpecer su candidatura a la Casa Blanca.
«Durante los últimos ocho años, aquellos que quieren impedir que logremos este futuro me han calumniado, me han enjuiciado, me han acusado, han tratado de sacarme de la boleta electoral y, quién sabe, tal vez incluso han tratado de matarme», según Trump.
Apelando al miedo, el exmandatario aseguró que existe un “enemigo interno» que puede ser más peligroso que adversarios extranjeros como Rusia, China o la República Popular Democrática de Corea.
El atacante en el mitin del 13 de julio fue Thomas Matthew Crooks, un joven de 20 años, abatido por agentes del Servicio Secreto.
La agencia federal informó poco después del suceso que el agresor disparó hasta ocho balas en dirección a la ubicación del expresidente con un rifle tipo AR “desde una posición elevada” fuera del perímetro del rally, a unos 270 metros de distancia de donde hablaba Trump.
Trump declaró a NewsNation esta semana que sentía la “obligación” de regresar a Butler.
lam/dfm