La cifra de decesos por la dolencia en ambos estados según datos de la ong Save the Children difundidos hoy aquí, bordea los 600, la mayoría en Sudán, país sacudido por una guerra civil hace 18 meses, donde el número de decesos supera los 550.
En Sudán entre julio y septiembre próximo pasados fueron registrados más de 17 mil 600 contagios de los cuales 546 murieron, señalan las estadísticas de la entidad, fundada hace 105 años y con estatus consultivo en el Consejo Económico y Social de la ONU.
En Nigeria la situación es menos crítica, aunque despierta aprensiones debido a que están registrados 450 infectados y 32 decesos por la enfermedad, endémica de la mayoría de los países africanos y de la cual ocurren brotes en coincidencia con la época de lluvias agravados por los pobres servicios de salud, y la escasez de profesionales.
A los anterior se suman la ausencia de medicamentos vitales, el hambre y la desnutrición, así como la casi inexistencia de higiene ambiental y el consumo de agua y alimentos contaminados.
La débil luz al final del túnel apareció este el fin de semana pasado con el arribo a Sudán de un millón 400 mil dosis de la vacuna contra la letal enfermedad remitidas de urgencia por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia.
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