La víspera la comuna de San Salvador centro efectuó un ejercicio de preparación para enfrentar un temblor de gran intensidad, a 5.4 kilómetros de profundidad, una duración de 35 segundos y con epicentro al sur de la municipalidad.
En el país que tiembla “todos los días” son frecuentes estos ejercicios para “actualizar procedimientos de actuación en situaciones de catástrofe”, explicó un comunicado de la alcaldía.
Al respecto de las amenazas perennes que se ciernen sobre los salvadoreños, el director de Protección Civil, Luis Alonso Amaya, puntualizó en declaraciones a medios de prensa que “no podemos decir que no tendremos un terremoto extremadamente fuerte”.
La alarma está en el ambiente y el país, según el directivo, lleva un silencio sísmico desde los terremotos de 2001 y aunque tiembla casi todos los días, no se puede descartar un terremoto extremadamente fuerte”.
“Llevamos 23 años de silencio sísmico, aunque hemos tenido algunos sismos importantes, el último que tuvimos fue de 6, un poco fuerte, un poco largo, básicamente aquí tiembla todos los días”, manifestó.
No podemos decir categóricamente que esto signifique que se está liberando energía y no vamos a tener un terremoto extremadamente fuerte como el del 86 o el 2001, una descarga fuerte de energía, explicó Amaya.
En términos técnicos eso se le conoce como periodo de retorno y recordó que hasta 2001 existía la creencia que en El Salvador tiembla fuerte cada 10 o 15 años, pero en 2001 tuvimos dos terremotos, el 13 de enero y el 13 de febrero de ese año. Indicó el directivo que en algún momento vamos a tener una manifestación geológica muy importante y en base a eso nos estamos preparando con una estrategia”
Para enfrentar estas contrariedades, el país se prepara. “Para que los equipos de búsqueda y rescate sean eficientes, indudablemente tiene que hacerse una inversión en detectores de vida humana, mecanismos de apuntalamiento y lo necesario para realizar una búsqueda certera», puntualizó.
Mientras se espera que algo pueda ocurrir, los salvadoreños desarrollan su vida con normalidad, ya casi se habitúan a una que otra sacudida, cualquier día pero, por si ocurre algo de grandes proporciones, las autoridades se preparan, según Amaya.
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