La reunión abierta coincide con los llamados del secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para no desistir de una salida negociada, mientras el conflicto amenaza con sobrepasar Medio Oriente y acumula miles de víctimas fatales también en el Líbano.
«Cada ataque aéreo, cada lanzamiento de misiles, cada cohete disparado, empuja la paz más fuera de su alcance y empeora aún más el sufrimiento para los millones de civiles atrapados en el medio», dijo el martes Guterres.
Por ello, instó, no podemos y no renunciaremos a nuestros llamamientos a un alto el fuego inmediato tanto en Gaza como en el Líbano, la liberación inmediata e incondicional de rehenes y la ayuda inmediata para salvar vidas.
De acuerdo con cifras divulgadas por la ONU, al menos 41 mil 800 palestinos han muerto desde el 7 de octubre en la Franja como consecuencia de la campaña militar israelí.
Miles más permanecen desaparecidos, probablemente atrapados bajo los escombros, mientras que casi 100 mil han resultado heridos.
Solamente desde el 30 de septiembre y el 4 de octubre, 187 palestinos fueron víctimas fatales de las continuas agresiones sobre el enclave, en particular en la región norte.
El encuentro de este miércoles revisará además las recientes acciones israelíes para frenar la labor de la Agencia de Naciones Unidas para Refugiados Palestinos, conocida como Unrwa por sus siglas en inglés.
El titular del organismo confirmó la víspera el envío de una carta al primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, para frenar la aprobación de un proyecto de ley que podría impedir el trabajo esencial de la Unrwa en los Territorios Palestinos Ocupados.
“De aprobarse, la legislación se opondría diametralmente a la Carta de la ONU y violaría las obligaciones de Israel en virtud del derecho internacional», enfatizó.
A juicio de Guterres, la normativa sofocaría los esfuerzos para aliviar el sufrimiento humano y las tensiones en Gaza y, de hecho, en toda Palestina.
Frenar la labor de la Unrwa sería una «catástrofe en lo que ya es un desastre absoluto», recalcó.
La medida asestaría además un golpe terrible a la respuesta humanitaria internacional en el asediado enclave y pondría fin efectivamente a la coordinación para proteger los convoyes, oficinas y refugios de la ONU que sirven a cientos de miles de personas, agregó.
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