Con lo anterior, los nuevos parámetros entran en vigor. El proyecto de ley, de autoría de la senadora Margareth Buzetti, fue aprobado en septiembre por el Congreso Nacional.
Hasta entonces, la sanción máxima para los que ultiman a mujeres por razones de género era de 30 años. El mínimo también se elevará de 12 a 20 calendarios.
Tal ley hace que el feminicidio esté previsto como un crimen autónomo en el Código Penal. La disposición, sancionada en 2015, preveía la infracción como agravante del homicidio común.
La víspera, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva sancionó el texto.
«Un paso más en la lucha contra el feminicidio en Brasil. Junto a la ministra Cida Gonçalves (de la Mujer), sancioné un proyecto de ley que agrava la pena de feminicidio, aumentando la pena mínima de 12 a 20 años, pudiendo llegar hasta 40 años, y agravando penas de otros delitos cometidos contra las mujeres», escribió Lula en redes sociales.
Refirió que su Gobierno «está comprometido y en movilización nacional por el Feminicidio Cero».
La nueva ley también incluye el feminicidio como un crimen atroz.
Además, nuevas agravantes pasan a ser consideradas, es decir, la pena podrá ser mayor en casos como el asesinato de la madre o de la mujer responsable por persona con discapacidad, dependiendo de cómo se cometió el delito.
Según el último Anuario Brasileño de Seguridad Pública, Brasil registró mil 467 víctimas de feminicidio en 2023.
De estas, el 63,6 por ciento eran negras y el 71,1 tenían entre 18 y 44 años.
Además, el 64,3 por ciento de los crímenes ocurrió dentro de la residencia.
Otro dato es que el 90 por ciento de los asesinatos de mujeres fueron cometidos por hombres que tenían alguna relación con la víctima.
Los feminicidios dejan siete niños y jóvenes huérfanos por día en el gigante sudamericano, indican varios estudios.
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