Pero los efectos negativos del desempleo tecnológico inducido por la IA pueden minimizarse y denotan la necesidad de incorporar políticas proactivas para apoyar a las personas, argumentó Janine Berg, economista senior de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
En los debates actuales sobresalen dos puntos de vista opuestos: los pesimistas y temerosos de un desempleo generalizado y los optimistas, que ven en las nuevas tecnologías el medio de liberar a los trabajadores de tareas abrumadoras, y esperan enormes ganancias de productividad.
Sin embargo, razonó Berg, los resultados no son definitivos: “Las sociedades pueden decidir cómo se despliega la tecnología, cómo se distribuyen los posibles beneficios y qué ocurre con los afectados, para bien o para mal”, argumentó la especialista en un artículo publicado por la OIT.
Según recordó, la trayectoria económica del mundo está llena de penurias laborales asociadas a la innovación tecnológica, entre ellas, las inherentes a la primera Revolución Industrial (iniciada en la segunda mitad del siglo XVIII), cuando numerosos empleados fueron sustituidos por las máquinas.
Con el tiempo, las innovaciones en la industria, la navegación, el transporte y otros ámbitos, fueron beneficiosas para el crecimiento económico y la expansión del empleo en general, pero tampoco deben ignorarse las consecuencias negativas del desempleo tecnológico a corto y medio plazo, remarcó.
“Nuestra investigación en la OIT, afirmó, sugiere pérdidas de empleo relativamente pequeñas como consecuencia de la IA generativa, pero estos efectos, no obstante, se concentrarán, en particular entre los trabajadores administrativos de apoyo.”
En conjunto, sintetizó, estimamos que el 2,3 por ciento del empleo global (75 millones de puestos de trabajo) está en riesgo de automatización debido a la alta exposición a la tecnología de IA generativa.
La proporción resulta mayor en los países de renta alta: alrededor del 5,1 por ciento empleo (30 millones de puestos de trabajo), pues este tipo de ocupación es más frecuente.
Al decir de Berg, la primera y mejor solución es evitar la pérdida de puestos de trabajo; una forma de hacerlo es fomentar la innovación tecnológica que complemente la labor humana en lugar de sustituirla.
Otra opción, más factible a corto plazo, es recolocar al personal en riesgo de desempleo tecnológico en otros puestos dentro de la misma organización.
Asimismo, es necesario desarrollar e instituir programas de reciclaje y mejora de las cualificaciones que puedan preparar a los trabajadores para nuevas carreras en la economía digital, así como en la creciente economía ecológica y de los cuidados, recomendó.
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