En una comparecencia en el canal France 2, el titular dijo que el proyecto de ley de presupuesto presentado la víspera es de recuperación y no de austeridad, ante la grave situación de las finanzas públicas.
Si no actuamos podremos encontrarnos en la situación de tener que destinar más dinero a pagar los intereses de la deuda que a la seguridad, la justicia y la educación, esgrimió frente a denuncias como la del presidente de la Comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Eric Coquerel, quien afirmó que el presupuesto para el 2025 “le quita a los pobres para darle a los ricos”.
Francia pudiera cerrar este año con un déficit público incluso superior al seis por ciento del Producto Interno Bruto, mientras la deuda se sitúa en el 112 por ciento.
Una de las medidas es demandar la contribución de las grandes empresas, las que el ministro Armand aseguró están dispuestas a dar el aporte.
Sin embargo, el diputado de Agrupación Nacional (extrema derecha) Jean-Philippe Tanguy rechazó que el presupuesto reclame un esfuerzo mal repartido.
Resulta inaceptable que identifiquemos un esfuerzo de al menos siete mil millones de euros de las clases medias y populares y de apenas dos mil millones de las más privilegiadas, expuso.
Por su parte, el líder de La Francia Insumisa, Jean-Luc Mélenchon, tildó de “una calamidad” el proyecto y fustigó los recortes sociales que implica.
El texto llegará a la Asamblea Nacional el 21 de octubre para los debates y deberá ser votado en su primera parte ocho días después.
Consciente de los cuestionamientos y del rechazo opositor, el primer ministro Michel Barnier no descartó recurrir al polémico artículo 49.3 de la Constitución para adoptar el presupuesto, acápite que permite la aprobación de normas sin el voto parlamentario.
arc/wmr