La medida se extenderá diariamente hasta el lunes en el horario comprendido de las 21:00 a las 05:00, hora local, y contempla una veda a los habitantes de la isla a circular por las calles, reunirse, realizar concentraciones o permanecer en lugares públicos.
Durante esa etapa también quedó prohibido la compra, venta y transportación de cosbustibles, fuegos artificiales y dispositivos pirotécnicos, la policía patrullará las vías con mayor frecuencia y penalizará la infracción con sanciones severas.
El gobierno local justificó la medida de excepción con el propósito de velar por la seguridad de las propiedades y la población de Martinica, pero amenazó con extenderla si lo considera necesario.
Entre este miércoles y jueves se intensificaron las protestas en la isla, una persona murió de un tiro y otras 12 resultaron heridas en medio de los violentos enfrentamientos de los manifestantes con la policía.
Según reportes de prensa, los inconformes levantaron barricadas, incendiaron varios negocios y vehículos en lugares como esta capital.
Las acciones incluso llegaron hasta el aeropuerto internacional Aimé-Césaire y provocaron el desvío de los vuelos de Air Caraibes hacia la vecina isla de Guadalupe, donde la aerolínea buscó soluciones de emergencia para acomodar en los hoteles a centenares de pasajeros varados.
En tanto, las escuelas permanecen cerradas, los eventos deportivos de relevancia están suspendidos y el Ejecutivo se propone seguir adelante con las negociaciones sobre el encarecimiento de los productos y servicios básicos en Martinica.
Desde septiembre pasado estallaron las manifestaciones sin precedentes en el territorio caribeño de dominio francés, pues los ciudadanos están descontentos con la crisis económica y la brecha de precios entre Francia continental y la isla.
El movimiento social rechaza la subida de precios y tarifas, y municipios enteros se sumaron aunque ello significó una paralización de la vida socioeconómica con el cese de las labores en los organismos vinculados a la administración pública.
Las autoridades impusieron varios toques de queda y París desplegó una fuerza militar para controlar las protestas, similares a las desarrolladas en 2019 y 2021, porque el salario mínimo no se equipara con el de la clase trabajadora en Francia continental.
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