Dicen algunos historiadores que el majarete llegó aquí procedente de la costa venezolana, donde ya se habían incorporado ingredientes propios de la cuenca caribeña, como el maíz tierno y el aceite de coco.
El riquísimo plato, que se adueñó de Cuba, Costa Rica y también de Puerto Rico, aunque pudo llegar desde la Europa colonizadora, se asentó en el Caribe con sello propio.
En ese sentido, el chef Andrew Reyes, fundador del Instituto Gastronómico Dominicano, comenta que “al tradicional postre dominicano se le añadieron en América los componentes que estaban a mano”.
Así, explica, se prepara hoy con maíz tierno rallado, leche, leche de coco, yemas de huevo, maicena, azúcar y especias dulces.
En otras naciones de Latinoamérica también es conocido este plato, pero con el nombre de mazamorra.
En Perú, por ejemplo, se lo denomina mazamorra morada, por el color del maíz con que se confecciona, y se vende en la calle, al aire libre, en potes de cartón.
En México es una bebida espesa con granos de maíz entero y triturado, preparados en leche y agua.
También en Argentina la mazamorra es un postre típico, elaborado a base de maíz blanco, agua, azúcar y vainilla.
En todas esas naciones se come lo mismo frío que caliente, pero lo que no puede es faltar ni en hogares ni en comercios.
La República Dominicana se trazó ahora lo que se considera un desafío en las lides gastronómicas: cocinar el majarete más grande del planeta.
Así lo anunciaron los organizadores de la Feria Ecoturística Festur Sánchez Ramírez 2025, de la provincia homónima, que se celebrará del 31 de octubre al 4 de noviembre para promocionar los sitios naturales emblemáticos de esa zona.
Dedicada a Japón por los vínculos que unen al país asiático con la provincia, la Feria ya se prepara para la cocción del enorme dulce, con el que los gastronómicos locales aspiran a romper el récord Guinness en esa especialidad.
Todavía hay secretos muy bien guardados en torno al anunciado majarete. No se conoce aún los nombres de los cocineros que se empeñarán en este esfuerzo, ni qué cantidades se utilizarán de cada ingrediente ni qué fin tendrá ese platillo.
Son muchos los dominicanos que desde ahora piensan darse un viaje a Sánchez Ramírez para probar el manjar que, además, nadie sabe dónde van a colocar. Así de grande será la vasija que acogerá este delicioso dulce.
(Tomado de Orbe)
