Según la comunicación, el monumento, que data del periodo de transición entre la Edad de Bronce y la de Hierro, se ha convertido en una de las primeras pruebas conocidas de las prácticas funerarias escitas.
El estudio se centra en las excavaciones realizadas en una tumba que data del siglo IX antes de nuestra Era. En el interior del túmulo se hallaron los restos de al menos 18 caballos y un humano. Los artículos descubiertos también indican vínculos con las antiguas culturas ecuestres de Mongolia.
Los caballos empezaron a ocupar un lugar importante en las ceremonias funerarias del sur de Siberia a partir de mediados del segundo milenio antes de nuestra Era, pero los detalles de su uso siguieron estando poco estudiados hasta la aparición de claras culturas ecuestres en el primer milenio.
Durante las excavaciones se descubrieron varios huesos de caballo y elementos de arnés, que ayudan a presentar prácticas funerarias características de las tradiciones escitas.
Los trabajos en el túmulo se completan con otro hallazgo: un artefacto de bronce con siete púas y tres lazos, probablemente destinado a la sujeción.
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