sábado 21 de diciembre de 2024
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El Salvador y la necesidad de estar siempre alerta

San Salvador, 14 oct (Prensa Latina) El Salvador vive a la expectativa hoy sobre cuándo puede ocurrir un gran terremoto y para eso se prepara ante lo imprevisible de la naturaleza.

Por Luis Beatón

Para este jueves 17 de octubre se llevará a cabo un simulacro a nivel nacional con el objetivo de evaluar y preparar a la población e instituciones gubernamentales ante un posible evento sísmico, informó Protección Civil.

El objetivo de dicha actividad es verificar el nivel de preparación de evacuaciones y desplazamiento de víctimas ante un eventual sismo de gran magnitud.

Aún el hombre no pudo anticiparse a las sacudidas sísmicas, aunque las amenazas no solo están latentes en el llamado pulgarcito de las Américas.

Por ejemplo, aunque no se sabe cuándo estallará, años de observaciones y estudios llevaron a expertos a predecir el “Big One”, un enorme y temido terremoto que dicen ocurrirá en California, Estados Unidos, y que es objeto de especulaciones y de las más variadas interpretaciones, incluso recreado en varios filmes.

Algunos de los habitantes de la gran metrópoli que es Los Angeles viven con un miedo interno porque parecen convencido de que el desastre se acerca en tiempo real, y no seguirá mostrándose como un esquema elaborado por las computadoras.

Los estudios indican que se inició la cuenta regresiva para que ocurra la ruptura de la falla de San Andrés, la que ahora sería mayor que cuando golpeó la región en 1857 con su fuerza de 7.9 grados Richter y caminó por 400 kilómetros entre los condados de Monterey y San Bernardino.

Para los salvadoreños, la situación es parecida y según las autoridades realizar un simulacro permite mejorar la capacidad de respuesta ante emergencias, aumentar la preparación y reducir los riesgos asociados con un movimiento telúrico.

El Salvador esta cerca de las placas Cocos y del Caribe, por ello, existe la probabilidad de la presencia de movimientos telúricos. A veces imperceptible para los humanos, el terruño registra muchos movimientos que también son parte de su geografía volcánica.

Hace pocos días, la alcaldía de San Salvador Centro ejecutó un simulacro de terremoto en el marco de la conmemoración del 10 de octubre de 1986, día en que un sismo de 7.5 grados en la escala de Richter sacudió la capital.

Aun esta presente en la memoria de los salvadoreños ese terremoto, un desastre que marcó a la capital por su gran impacto. Más de mil 500 muertos, 10 mil heridos, unas 60 mil viviendas destruidas o seriamente dañadas, según informes del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN).

Los terremotos dejaron una huella imborrable en la historia de El Salvador, marcando momentos de destrucción que cambiaron el curso del desarrollo urbano y social del país.

Por la alta densidad de volcanes en sus apenas 21 mil kilómetros de extensión, el país tiene una alta actividad sísmica a lo largo de su historia, tanto que San Salvador es conocido como “El valle de las hamacas”, ya que se ubica en medio de valles de volcanes que frecuentemente producen temblores y terremotos.

Estos movimientos no son nada nuevo para la población; sin embargo, mientras que algunos pueden ser tan suaves como el vaivén de una hamaca, otros pueden dejar una estela de destrucción a su paso.

La historia registra varios terremotos, entre ellos el de 1854 que causó la destrucción de la capital con una magnitud de 6.5 en escala de Richter y obligó a tomar la decisión de trasladarla hacia Santa Tecla.

«Todas las casas, todos los edificios públicos de El Salvador colonial se cayeron con ese terremoto de 1854”, indicó el historiador salvadoreño José Ramírez sobre este acontecimiento.

También es motivo de remembranza, la última erupción del volcán de San Salvador, en 1917, que, acompañada de un terremoto, destruyó la capital y localidades circundantes.

Estas tragedias ya son parte de la historia, pero, mientras los recuerdos permanecen en la memoria colectiva, el desafío continúa, aprender del pasado, construir con visión de futuro y prepararse para lo inevitable. Porque en esta tierra de volcanes y sismos, la única certeza es la necesidad de estar siempre alerta, indican expertos.

mem/lb

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