Otrora “chico terrible” de la política keniana por lenguaraz y franco sin límites, rasgos que le valieron ser escogido como compañero electoral por el hoy presidente keniano, William Ruto, Gachagua también es inculpado de incitar al tribalismo y, peor aún, apoyar las protestas antigubernamentales de junio pasado.
Para hoy y mañana está programada la fase de interrogatorio de testigos y, el jueves, la votación del dictamen de la cámara baja del parlamento que por mayoría abrumadora pidió la semana pasada la destitución del vicepresidente en un proceso autorizado por los tribunales competentes.
Los abogados del acusado alegan que el proceso de destitución adolece de irregularidades; Gachagua afirma que las acusaciones, presentadas por la coalición de partidos que apoya al mandatario, tienen motivaciones políticas.
Las tribulaciones de Gachagua comenzaron en 2017 cuando enfrentó al secretario del Gabinete de Medio Ambiente y Flora Keriako Tobiko que protestó por la sobreexplotación de Recursos acuíferos en la región del Monte Kenya y ordenó la destrucción de varias talas madereras ilegales.
El vicemandatario se erigió en paladín de los madereros, aseguró que las extracciones eran legales y acusó a Tobiko de provocar una crisis hídrica que afectó a miles de personas.
La controversia se saldó con una mediación del ministro de Aguas Simon Chelugui, quien prometió restaurar las explotaciones y dotarlas de la los permisos necesarios.
Pero ya el daño estaba hecho y el vicemandatario fue conminado a explicar el origen de su fortuna y los gastos, con fondos públicos, empleados en el remozamiento de su residencia particular.
Después vendrían choques con el presidente Ruto por razones nunca reveladas, las cuales aumentaron con el paso de los días.
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