De acuerdo con la entidad, el hambre en este territorio del este del país afecta fundamentalmente a niños y mujeres que viven en zonas de desplazados, donde con frecuencia se registran muertes por esta causa.
El PMA significó que la población en general enfrenta dificultades como los bajos ingresos, la falta de insumos agrícolas y las dificultades de acceso a determinadas zonas de cultivo debido a las acciones de los grupos armados.
El pasado mes de septiembre, responsables del sitio de refugiados en Nyamusasi denunciaron la muerte de 16 personas debido a las malas condiciones de vida, la mayoría de ellas niños que fallecieron en menos de dos meses a causa de la desnutrición.
En esa campamento, situado entre Kasenyi y Tchomia, a 60 kilómetros de Bunia, en el territorio de Djugu, viven más de ocho mil 500 congoleños, fundamentalmente mujeres y niños quienes huyeron de los ataques armados en los pueblos de Torgese, Nyamamba, Blukwa y Bule, y viven en la pobreza extrema.
Entre las dificultades más apremiantes a las que se enfrentan están la carencia de acceso a la atención médica y la falta de alimentos, pues la última ayuda alimentaria se proporcionó hace más de un año.
La situación se repite en varios emplazamientos de desplazados en Ituri, donde se refugian alrededor de un millón 300 mil personas repartidas en más de 60 campamentos, seis de ellos en las afueras de la ciudad de Bunia.
A pesar de los esfuerzos por llegar a todos, la magnitud de las necesidades es demasiado grande, además de las dificultades de acceso a ciertas localidades bajo control de los grupos armados.
A ello se suma que el plan de respuesta humanitaria para 2024 solo cuenta con un 35 por ciento de financiamiento, “lo que significa que cientos de miles de personas vulnerables se están quedando atrás”, dijo el coordinador residente de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas en la RDC, Bruno Lemarquis.
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