Un artículo que publica la BBC Mundo aborda las opiniones de Robinson, quien se alzó con el galardón este 2024. El economista y politólogo británico fue uno de los tres laureados con ese premio.
Robinson ganó este lunes el Nobel de dicha especialidad junto a Daron Acemoglu y Simon Johnson en reconocimiento por sus estudios empíricos y teóricos que exploran las diferencias en la prosperidad de las naciones y su análisis sobre la desigualdad.
Profesor de Estudios de Conflictos Globales y director del Instituto Pearson para el Estudio y la Resolución de Conflictos Globales de la Universidad de Chicago, se destacó por sus influyentes investigaciones sobre la relación entre el poder político, las instituciones y la prosperidad.
El economista de 64 años desarrolló un interés particular en el estudio de África Subsahariana y América Latina. Eso lo llevó a impartir cursos en la Universidad de los Andes en Bogotá de 1994 a 2022, y a realizar trabajo de campo en países como Bolivia, Colombia y Haití, entre muchos otros.
Dijo a la publicación británica que la mayor parte su trabajo y el de los colegas premiados está enfocado en tratar de entender la desigualdad, en intentar comprender por qué el mundo está dividido entre países que son prósperos y otros que son pobres.
Recalcó que sus investigaciones muestran la relación entre la pobreza y la desigualdad en América Latina, profundamente arraigadas en el colonialismo, la explotación de los indígenas y la existencia de la esclavitud.
Dicha región tiene grandes problemas de inclusión, marginalización, explotación. Por eso es pobre y aún sigue tratando de encontrar una salida.
Sentencia que uno de los problemas es que a las personas en América Latina les hicieron muchas promesas sobre la democracia, les prometieron que sus problemas se acabarían, y obviamente eso no era verdad.
Reflejó que en Estados Unidos persisten altos niveles de pobreza, un gran aumento en la desigualdad y una disminución en la movilidad social, cuando explicó que vive en Chicago y eso se ve todos los días.
Es muy difícil tener una sociedad culturalmente democrática cuando existen enormes niveles de desigualdad, concluyó.
rgh/rfc